La Cosa del Pantano de Alan Moore: Un peregrinaje por el lado oscuro


A estas alturas de la película, todo el mundo sabe quien es Alan Moore. Hasta hace bien poco, nombrar a este guionista de cómics, chamán, mago, ilusionista y persona decididamente extraña, provocaba en tu contertulio un fruncimiento de cejas y un "¿quien es ese?".
Para el público en general, es conocido desde que se estrenó From Hell, una adaptación coja, manca, sorda y ciega de una de sus obras menos conocidas pero más densas, luego vino V de Vendetta, más cercana al cómic, y por último, Watchmen, una película que entusiasmó y cabreó a partes iguales. Todos sabían ya que había un guionista de tebeos que escribía buenas obras que luego se hacían mejores en el cine.
Pero los aficionados al cómic sabíamos de él mucho antes. Habíamos oído hablar de su trabajo en las editoriales británicas, con el Capitán Britania y con otros personajes típicos de las islas. Sabíamos que apuntaba maneras, que era original y que tenía ya a bastantes seguidores.
Y entonces, llegó a La Cosa del Pantano.
Era un personaje, no ya secundario, sino más bien terciario o más bajo en el escalafón de DC Cómics. Había tenido su momento de la mano de Len Wein y el gran Bernie Wrightson, había tenido una serie regular que no estaba mal y ahora, caía en las manos del inglés con una sóla premisa: nada de lo que habían contado era verdad.
En Lección de Anatomía, Jason Woodrue, el Hombre Floriónico (sí, es su nombre), diseccionaba al bueno de Swampy, y llegaba a una asombrosa conclusión: no era un humano transformado, sino una planta que creía ser humana. Con esta premisa, se hacía una tabula rasa con el personaje y dejaba a Moore el camino despejado para crear una mitología propia que consiguió que nos enamoráramos del personaje y sus secundarios.
En el primer tomo que nos presenta Planeta reúne esos primeros momentos de Alan Moore en la colección, con la ayuda inestimable de Stephen Bissette y Ritch Beitch en el aspecto gráfico (aunque también colaboran en ocasiones Shawn McManus y Ron Randall).
Son historias que comienzan a introducirnos en el complicado mundo que Moore está preparando para Swampy y sus acompañantes, tanto amigos como enemigos, y que conduce hasta la imprescindible saga American Gothic, que se recopilará en el siguiente tomo.
Allí veremos aparecer por primera vez a John Constantine, pero es en estas primeras historias donde todo comienza a volverse más oscuro, más íntimo y mucho más perturbador de lo que era hasta el momento.

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